La crisis del consumo masivo, acelerada por el ajuste económico del Gobierno nacional, empieza a golpear con fuerza incluso a los gigantes de la industria. Cervecería y Maltería Quilmes, una de las principales compañías del rubro alimenticio del país, prepara la paralización de su planta central en la localidad bonaerense de Quilmes, en lo que sería un hecho inédito en su historia reciente.

De acuerdo a fuentes consultadas, la decisión se da en medio de una caída abrupta de las ventas, que habría superado ya el 40% y en algunos sectores internos señalan que ronda el 45%. La baja en el consumo, consecuencia directa del deterioro del poder adquisitivo, obligó a la firma a reducir su ritmo de producción.

Aunque oficialmente la medida aún no fue comunicada, trabajadores de la planta confirmaron que se están ofreciendo vacaciones anticipadas y que incluso se habla de suspensiones temporales. “La semana pasada nos hablaron de vacaciones forzadas o de un parate de 15 días con una reducción salarial del 25%”, indicaron.

Desde la Federación Argentina de Trabajadores Cerveceros y Afines (FATCA) aseguraron no haber sido notificados formalmente de la decisión, pero reconocen que hay incertidumbre creciente entre los trabajadores. También denunciaron presiones para que algunos empleados adelanten vacaciones correspondientes incluso al año 2026.

Cervecería Quilmes emplea a más de 6.000 personas de forma directa y genera unos 130.000 puestos de trabajo indirectos. A pesar de las crisis económicas que atravesó el país en las últimas décadas, la compañía había logrado mantenerse operativa sin aplicar frenos de esta magnitud, gracias a su tamaño y diversificación. Sin embargo, esta vez el panorama parece haber cambiado.

El posible parate de la planta central de Quilmes no solo refleja el impacto del derrumbe del consumo en la industria alimenticia, sino que marca una señal de alerta sobre el nivel de contracción que empieza a instalarse en sectores considerados históricamente resilientes.