
Seguridad fantasma en La Plata: el millonario negocio oculto detrás de los custodios que no existen
Actualidad Viernes 5 de Septiembre de 2025
La Plata se viste de gala con sus plazas relucientes y autitos eléctricos que circulan como si fuera una ciudad del primer mundo. Pero esa postal esconde un negociado millonario y un escándalo de proporciones explosivas que la gestión de Julio Alak quiere silenciar a toda costa.

La Municipalidad firmó un contrato por la friolera de 1.800 millones de pesos con la cooperativa “El Custodio Ltda” para “custodiar” 150 puestos en edificios y espacios públicos. ¿El resultado? Un gasto absurdo en seguridad fantasma: agentes que figuran en planillas pero no aparecen, guardias pagados por horas en lugares cerrados y ni un solo control serio por parte del Municipio.
En el Cementerio, donde supuestamente hay 14 custodios, apenas dos o tres cumplen funciones reales. En el Bioparque, cerrado hace años, la Municipalidad paga sueldos a 12 custodios todos los días… ¿para qué? ¿Para cuidar el aire? Cada agente representa un costo anual de 12 millones de pesos, una locura que no tiene ningún sustento en la realidad.
Pero eso no es todo: la cooperativa contratada es un nido de irregularidades y abusos. Despidos arbitrarios, trabajo en negro, sueldos miserables por debajo de lo mínimo legal, falta total de obra social y ART, y un ambiente laboral tóxico con denuncias por acoso que se resuelven cambiando de puesto a los acosadores, sin sanciones ni explicaciones.
Los testimonios son escalofriantes: trabajadores que cobran menos de 600 mil pesos sin ningún derecho laboral, que no tienen vacaciones, que les descuentan días por faltar y que son echados sin causa ni preaviso. La Municipalidad mira para otro lado y sigue financiando este desastre con fondos públicos, mientras vende una imagen de seguridad y orden que no existe.
La pregunta que arde: ¿cómo puede una gestión tan millonaria en seguridad dejar que una cooperativa en crisis y llena de denuncias maneje la protección de lugares tan estratégicos? ¿Dónde están los controles? ¿Quién verifica si los custodios están en sus puestos o si siquiera existen?
Lo que se ve es un verdadero negocio sucio donde la seguridad se terceriza para ocultar precariedad laboral, pagar sobreprecios y dejar a la ciudad en manos de una empresa cuestionada, mientras la gestión de Alak se lava las manos y prioriza la apariencia sobre la eficacia y la transparencia.
La Plata no solo paga por seguridad fantasma, sino que legitima un sistema que precariza trabajadores, alimenta el clientelismo y vacía las arcas públicas. Todo mientras el ciudadano común sigue expuesto y sin respuestas.
En esta película, la seguridad no es para cuidar a los platenses, sino para llenar bolsillos privados y tapar un escándalo que, tarde o temprano, va a explotar. ¿Quién se anima a destapar la olla?
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