En vísperas del Día Internacional de los Trabajadores, miles de personas se movilizaron en la ciudad de Buenos Aires para expresar su repudio a las políticas económicas del gobierno nacional. La convocatoria, que reunió a diversas centrales sindicales y organizaciones sociales, buscó poner en primer plano los reclamos por mejores condiciones de vida, contra la pérdida del poder adquisitivo y en defensa de los derechos laborales.

La movilización tuvo como epicentro el monumento al trabajo, donde se llevó a cabo un acto con fuerte contenido político y social. Voceros de distintos sectores sindicales coincidieron en que la actual administración impulsa un modelo que "empobrece, reprime y excluye", y señalaron la necesidad de canalizar el creciente malestar social en acciones colectivas con un horizonte de unidad.

Durante el acto se destacaron varios reclamos urgentes: un aumento de emergencia para jubilados, la sanción de una nueva moratoria previsional, el rechazo a los recortes presupuestarios en educación y la defensa de los recursos nacionales ante los condicionamientos de los organismos financieros internacionales.

En el cierre de la jornada, representantes gremiales se reunieron con el gobernador bonaerense para reafirmar una agenda de defensa del empleo y la producción local. En ese encuentro, se remarcó que las protestas que se multiplican en todo el país son la expresión legítima de un pueblo que "no se resigna" y que exige ser escuchado.

El acto también incluyó un momento de memoria en homenaje a las primeras Madres de Plaza de Mayo, quienes hace casi cinco décadas iniciaron su histórica ronda en reclamo por sus hijos desaparecidos.

La jornada dejó en claro que, lejos de la apatía, el movimiento obrero se mantiene activo y decidido a defender sus conquistas ante un contexto de creciente tensión social y económica.