
Ciencia bajo el agua y en la calle: mientras el Conicet hace historia en el fondo del mar, sus científicos enfrentan una crisis sin precedentes
Actualidad Miércoles 6 de Agosto de 2025
La transmisión en vivo de la expedición científica submarina frente a las costas de Mar del Plata se convirtió en un fenómeno sin precedentes: más de 80 mil personas conectadas en simultáneo, una audiencia récord para la ciencia argentina. Sin embargo, mientras el buque Falkor del Schmidt Ocean Institute recorre las profundidades del Atlántico Sur con científicos del Conicet a bordo, en tierra firme el panorama es muy distinto. A partir del miércoles 7 de agosto, investigadores y becarios protagonizarán una doble jornada de protesta frente al Polo Científico en Palermo, en reclamo de salarios dignos y presupuesto para investigar.
Bajo el lema “Que esta no sea la última generación científica de Argentina”, científicos y científicas organizan un acampe con charlas, asambleas y una marcha de antorchas. La medida de fuerza se da en medio de una profunda crisis presupuestaria y laboral que golpea a más de 10 mil investigadores y 11 mil becarios del Conicet, afectados por el congelamiento de ingresos, la pérdida de poder adquisitivo y la paralización de proyectos estratégicos.
Descubrimientos históricos, salarios por debajo de la línea de pobreza
Mientras las transmisiones del Falkor capturan el interés de adolescentes y familias enteras que descubren nuevas especies y ecosistemas a través del robot submarino SuBastian, los investigadores en tierra enfrentan recortes drásticos. Desde diciembre de 2023, los salarios perdieron más del 40% de su valor real y no se incorporó ni un solo nuevo investigador a la carrera científica. La convocatoria para ingresos está completamente suspendida, lo que llevó a una fuga masiva de cerebros y el desmantelamiento de equipos de investigación en múltiples disciplinas.
“En 30 años de trayectoria, nunca vi algo así”, advierte Jorge Geffner, inmunólogo y referente del Conicet. “Estamos viviendo un proceso de desfinanciamiento total. Hay un éxodo de becarios doctorales porque no tienen ninguna posibilidad de continuidad. Se desarman equipos completos. Es dramático”.
El contraste: furor en redes, crisis en los laboratorios
Mientras en las redes sociales se viralizan imágenes de especies marinas inexploradas, memes y hasta figuritas con la “estrella culona” y la bióloga Nadia, que fascina con sus explicaciones sobre corales, en los laboratorios de todo el país reina la incertidumbre. Una de las investigadoras a bordo del buque, que estudia el uso del veneno de caracol como analgésico para pacientes con cáncer, no podrá continuar su trabajo porque el Conicet no le renovó la beca.
El contraste no puede ser más crudo: mientras la ciencia conquista a nuevas generaciones y despierta vocaciones como la del pequeño Pedro, que preguntó “¿qué tengo que estudiar para hacer esto?”, los profesionales que hacen posible esas maravillas enfrentan el abandono estatal.
Un sistema al borde del colapso
La parálisis de programas claves como Equipar y Construir Ciencia, destinados a renovar equipos y mejorar la infraestructura científica, se suma a la desfinanciación de la Agencia I+D+i. Aunque la ley de financiamiento científico obliga al Estado a destinar el 0,45% del PBI al sector, en 2025 apenas se asignó un 0,15%, por debajo incluso de lo invertido en 2002.
Según estimaciones de Roberto Salvarezza, exministro de Ciencia, cerca de 4.000 científicos han abandonado sus puestos en organismos como el Conicet, INTA e INTI. Las universidades también sufren la crisis: cada vez más docentes abandonan sus cátedras en busca de trabajos que les permitan sostenerse económicamente.
A pesar de todo, prestigio internacional
Paradójicamente, el prestigio del Conicet sigue intacto a nivel internacional. Según el Ranking Scimago 2025, el organismo es la institución pública de investigación más importante de Latinoamérica y se ubica en el puesto 79 a nivel mundial. Sin embargo, el Gobierno de Javier Milei ha convertido al sistema científico en blanco de sus ataques. El propio Presidente propuso privatizar el Conicet, mientras que legisladores oficialistas como Bertie Benegas Lynch llegaron a sugerir su cierre.
Un reclamo que busca sobrevivir
Durante las jornadas de protesta de esta semana, los científicos volverán a poner el cuerpo para visibilizar lo que las transmisiones del fondo marino no pueden mostrar: la precarización y el abandono. “Es un reclamo en medio de una expedición maravillosa. Y vamos a hablar del fondo del mar, porque ahí también hay lucha”, adelantó Geffner.
Mientras unos escriben historia desde las profundidades, otros luchan en la superficie para que esa historia tenga futuro. Porque el conocimiento no se improvisa. Y sin ciencia, no hay país.
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