La activista y cofundadora del movimiento artístico Voicot, Malena Blanco, dialogó con Radio Realpolitik FM sobre la lucha por la liberación animal y el rol del arte como herramienta de conciencia social. Desde su trabajo en intervenciones urbanas, investigaciones y vigilias frente a mataderos, Blanco busca visibilizar la violencia estructural que —según advierte— se ejerce sobre los animales y también sobre los trabajadores de esa industria.

“Somos parte de un entramado de violencia hacia otros animales, que también somos animales. Es difícil aceptarlo, pero el sistema se sostiene en la explotación”, señaló.

Voicot combina activismo y arte visual para exponer las lógicas de consumo que normalizan el sufrimiento animal. Sus integrantes realizan vigilias pacíficas frente a frigoríficos de distintas provincias, como Mar del Plata, Marcos Paz y Morón, donde registran la llegada de los camiones con animales y documentan las condiciones en que son trasladados.

“Lo hacemos para achicar la distancia entre el animal y el churrasco. Cuando uno come carne, no piensa en los ojos de ese animal, en su miedo, en cómo fue criado o transportado”, explicó Blanco.

Durante la entrevista, la activista sostuvo que las personas que trabajan en los mataderos “también son víctimas del mismo sistema”:

“He visto explotación infantil, sueldos miserables y jornadas de 16 horas. No señalamos a los trabajadores como culpables, sino a un modelo capitalista y opresor que los incluye como piezas descartables”.

Blanco también reveló un dato poco conocido:

“Argentina es el primer exportador mundial de carne de caballo y nadie lo sabe. Son mataderos que operan con muy poca transparencia, y los animales terminan siendo vendidos a países donde ese consumo es habitual, como Bélgica o Japón”.

Para la cofundadora de Voicot, la cultura del asado y la carne forma parte de una identidad nacional que debe ser repensada. “Nos enseñaron que el progreso y la riqueza del país se basan en el grano y la carne, pero el 80 por ciento del grano que producimos alimenta animales destinados a otros países, no a nuestra población”, señaló.

Finalmente, Blanco destacó que el arte es una herramienta de resistencia y transformación:

“No buscamos imponer una forma de vivir, sino generar reflexión. Preguntarnos qué tipo de personas queremos ser y qué mundo estamos ayudando a construir con cada elección que hacemos”.