El último domingo electoral dejó un mapa político con señales claras: Fuerza Patria se consolidó como la gran vencedora en la región capital, con números que sorprendieron incluso a sus propios dirigentes.

En Ensenada, el distrito histórico de la militancia peronista, el espacio alcanzó un abrumador 68% de los votos, ratificando al municipio como su gran bastión electoral y convirtiéndose en la columna vertebral del triunfo provincial. Con una diferencia incuestionable, la fuerza mostró capacidad de organización, movilización territorial y un respaldo popular que la posiciona como referencia ineludible en la construcción futura del espacio.

En contraste, en La Plata el intendente Julio Alak consiguió apenas un triunfo tibio, por 7 puntos de diferencia. Aunque logró retener el distrito, la performance expuso ciertas fisuras y un respaldo ciudadano menos sólido de lo esperado para un jefe comunal que buscaba mostrarse como líder indiscutido. La diferencia acotada en la capital provincial contrasta con la contundencia de Ensenada y abre interrogantes hacia adelante sobre el peso real de cada sección dentro del armado.

El resultado deja a la vista que la fuerza no se construye solo desde los cargos institucionales, sino desde los territorios donde la militancia sostiene con votos y legitimidad política. En ese sentido, Ensenada emergió como el verdadero motor del triunfo, mientras que el oficialismo platense quedó en una posición de alerta.

La foto final muestra a Fuerza Patria consolidada y con un horizonte de crecimiento claro, pero también con el desafío de equilibrar los liderazgos entre quienes logran victorias aplastantes y quienes apenas superan a la oposición.