La CGT logró la normalización de 80 delegaciones regionales: un hito histórico de institucionalización y unidad sindical
Actualidad Lunes 27 de Octubre de 2025
En una etapa considerada clave para el movimiento obrero argentino, la Confederación General del Trabajo (CGT) alcanzó la normalización e institucionalización de 80 delegaciones regionales en todo el país, un hecho que no tiene precedentes en la historia de la central. El proceso, impulsado desde la Secretaría del Interior y coordinado por Horacio Otero, consolidó una estructura federal más sólida, democrática y representativa.
Según explicó Otero, la tarea permitió reconstruir los lazos territoriales y políticos entre las regionales y el Consejo Directivo Nacional de la CGT. “Cada normalización generó una nueva articulación, vinculando a los dirigentes locales con las organizaciones confederadas y devolviendo protagonismo a las bases sindicales en cada provincia”, destacó.
El proceso, que se extendió a lo largo del último mandato, implicó la recuperación institucional, económica y patrimonial de delegaciones que en muchos casos llevaban décadas sin actividad formal. En paralelo, la central obrera logró recuperar bienes inmuebles que se encontraban ocupados, abandonados o en desuso, garantizando su restitución a la vida sindical activa.
Uno de los hitos más destacados fue la formalización legal de las autoridades regionales, con la firma de certificados avalados por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, gracias a la gestión de la ministra Raquel “Kelli” Olmos y de la funcionaria Mónica Rizzotto. Por primera vez en la historia, el Ministerio otorgó dictámenes de reconocimiento a las autoridades electas en las distintas jurisdicciones.
La magnitud del proceso queda reflejada en los números: 4176 dirigentes participaron de las normalizaciones, de los cuales 1586 fueron mujeres, muchas de ellas asumiendo la conducción de una regional por primera vez. En total se realizaron 487 viajes por todo el país —desde Orán hasta Ushuaia— para acompañar las asambleas, firmar actas y registrar cada acto de asunción.
Además, 179 sindicatos confederados formaron parte de las designaciones regionales, en un esquema que respetó estrictamente el Estatuto de la CGT. De esta manera, solo organizaciones confederadas pudieron integrar o conducir las delegaciones, fortaleciendo el principio de representatividad y unidad orgánica.
Otero destacó el rol del Secretario de Interior, Abel Furlán, también titular de la UOM, por su “firmeza en el cumplimiento del Estatuto y el respaldo económico para concretar este enorme trabajo”. Asimismo, expresó su reconocimiento a los dirigentes Héctor Daer, Carlos Acuña, Pablo Moyano, Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez, José Luis Lingeri, Guillermo Moser, Hugo Moyano, Víctor Santamaría y Pablo Biró, entre otros, por su acompañamiento en este proceso federal.
El resultado fue una CGT con presencia efectiva en todo el territorio nacional, con 80 delegaciones normalizadas y una estructura integrada por 35 unicatos, 14 binomios y 31 triunviratos, todas conformadas sin impugnaciones ni observaciones. “No se votó en ninguna, pero se eligieron en todas, con consenso y legitimidad. Eso demuestra la madurez del movimiento obrero”, subrayó Otero.
Con este proceso, la CGT no solo reafirma su unidad interna y capacidad de gestión institucional, sino que también recupera un papel protagónico en la política nacional, con presencia territorial y liderazgo en cada rincón del país.













