El cosecretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Jorge Sola, afirmó que el proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno de Javier Milei no generará nuevos puestos de trabajo y advirtió que avanza sobre derechos adquiridos de los trabajadores. No obstante, remarcó que el movimiento sindical no se opone a una actualización del marco laboral, siempre que se construya con diálogo y participación de los sectores involucrados.

“Creemos que tiene que haber una modernización laboral, pero con los sectores que tendrán beneficios o perjuicios sentados en la discusión”, sostuvo el dirigente del gremio del Seguro, al cuestionar la falta de convocatoria del Ejecutivo a las organizaciones sindicales.

Sola recordó que el Gobierno ya introdujo modificaciones en las relaciones laborales con el argumento de promover el empleo formal, pero aseguró que ninguna dio los resultados prometidos. “Se eliminaron las multas al empleo no registrado, se creó la figura del trabajador independiente y se extendió el período de prueba. Ninguna de esas medidas generó más trabajo”, afirmó.

En ese sentido, aportó datos que reflejan el impacto negativo de la política económica sobre el empleo: “En dos años se perdieron alrededor de 200.000 puestos de trabajo formales y cerraron unas 20.000 pymes. El trabajo no creció, se cayó”, remarcó.

El dirigente sindical también alertó sobre los cambios que la reforma plantea en materia de indemnizaciones y rechazó el planteo oficial de que no afectarán derechos vigentes. “Hay modificaciones que claramente impactan sobre conquistas históricas de los trabajadores”, señaló.

Otro de los puntos cuestionados fue la incorporación del banco de horas, que —según Sola— altera aspectos centrales del contrato individual de trabajo. “El discurso oficial habla de acuerdos entre trabajador y empleador, pero la realidad es que el control lo tiene el empleador. ¿Qué trabajador puede decidir libremente cuándo trabaja y cuándo no?”, se preguntó.

Para el referente de la CGT, la iniciativa oficial excede los ajustes técnicos y supone un retroceso en los principios básicos del derecho laboral. “La cantidad de cuestiones que se pretenden imponer en contra del trabajador es enorme”, advirtió.

Por último, al referirse al escenario parlamentario, Sola insistió en que el sindicalismo no rechaza debatir cambios, pero cuestionó el enfoque del Gobierno. “No nos convocaron porque hay una mirada ideológica que nos considera adversarios políticos y no socios estratégicos. Así es imposible construir una reforma equilibrada”, concluyó.