La médica infectóloga pediatra Guadalupe Pérez habló con Degremiales (www.realpolitik.fm) sobre la crítica situación que atraviesa el sistema de salud en Argentina, con foco en el sector pediátrico. Durante la entrevista, expresó con contundencia la angustia, la desvalorización profesional y el impacto que la desinversión pública está teniendo en hospitales clave del país.

“Estamos viviendo una realidad cada vez más difícil. Se está poniendo en duda el valor del trabajo médico y eso es algo que nunca imaginé que podría venir desde el propio Estado”, advirtió Pérez.

La vocación, al límite

La profesional señaló que muchos jóvenes están dejando de considerar la medicina como una opción de carrera ante la falta de reconocimiento económico, la precariedad laboral y el desgaste emocional.

“No es fabricar zapatillas, le ponemos el cuerpo y el alma al cuidado de la salud. La carrera médica implica más de 10 años de formación continua, guardias, estudios y sobre todo, un compromiso emocional profundo con los pacientes y sus familias”, remarcó.

La crisis de las residencias y el éxodo de profesionales

Pérez hizo foco en la crítica situación de los médicos residentes. “Hoy alguien que quiere formarse en una residencia tiene que estar de lunes a viernes en el hospital y hacer dos guardias semanales, por un salario que no alcanza ni para pagar un alquiler. Esto desincentiva la formación y provoca que muchos profesionales emigren”.

Además, reveló que los hospitales están perdiendo especialistas altamente capacitados por ofertas laborales en el exterior o en instituciones privadas menos exigentes.

“Se están yendo cirujanos, especialistas en diagnóstico, en enfermedades raras, médicos que llevan décadas en el hospital. No se los puede reemplazar de un día para otro. Esto es un daño institucional enorme”, alertó.

Desmantelamiento estructural: vacunación y prevención, en jaque

Uno de los datos más alarmantes que brindó la infectóloga fue la desarticulación de la Dirección Nacional de Enfermedades Inmunoprevenibles. “Hoy, si hubiera que organizar una campaña nacional de vacunación, no hay nadie a cargo para hacerlo. No hay lineamientos, no hay conducción”.

Según explicó, esto ya tiene consecuencias visibles: hay un brote activo de sarampión con más de 30 casos, una enfermedad que hacía más de una década no circulaba en el país. “La mitad de los casos son adultos. La falta de vacunación es un riesgo real, y con otra pandemia no estaríamos en condiciones de responder”, aseguró.

“No hay otro Garrahan”

Pérez defendió el rol estratégico del Hospital Garrahan, uno de los centros pediátricos más importantes de América Latina. “Muchos creen que es un hospital solo para personas sin cobertura, pero también vienen pacientes de obras sociales, prepagas e incluso del exterior, porque hay procedimientos que solo se hacen acá”.

“No se puede reemplazar a un médico con 20 años de experiencia en enfermedades oncológicas infantiles por otro recién recibido. No hay otro Garrahan. Si se desmantela, es una pérdida irreparable”.

El impacto en la salud pública y el peligro de la indiferencia

La infectóloga también reflexionó sobre la pérdida de prestigio de la profesión. “Pasamos de escuchar ‘mi hijo es médico’ con orgullo a ver que ahora te digan ‘elegiste mal’ o te comparen con influencers de redes sociales que generan ingresos de maneras cuestionables. Duele muchísimo”.

“La pandemia nos puso en un lugar de héroes, y ahora, con el olvido y la desinversión, parece que no valemos nada. No es solo un tema salarial: es emocional, es humano. Y esto lo paga la sociedad entera”.

El futuro de la salud infantil, en riesgo

Finalmente, Guadalupe Pérez dejó una advertencia contundente: “La salud pública está siendo socavada desde adentro. Cada día que pasa sin inversión, sin políticas claras, sin reconocimiento a los equipos de salud, es un día más de daño acumulado. Si no se revierte, las consecuencias van a ser gravísimas para la población más vulnerable: los niños”.