
Crisis del gas: falta de obras paraliza el suministro y agrava la emergencia energética
Política gremial Miércoles 9 de Julio de 2025
La ola de frío extremo que atraviesa gran parte del país dejó al descubierto un panorama preocupante: la falta de infraestructura energética impide garantizar el abastecimiento de gas en hogares, industrias y estaciones de servicio. La decisión del Gobierno nacional de suspender la ejecución de obras públicas clave profundizó una crisis que se podría haber evitado.
El corte de suministro de GNC, que ya suma 48 horas en distintos puntos del país, fue prorrogado por el Ejecutivo con el objetivo de priorizar el consumo residencial, el cual se disparó por encima del 100 millones de metros cúbicos diarios, un 25% más que en 2024. La región centro del país es la más afectada, tanto por la saturación del sistema de transporte como por la imposibilidad de compensar la demanda con gas importado.
El ex Gasoducto Néstor Kirchner (ahora rebautizado Perito Moreno) opera al 70% de su capacidad, y la cancelación de su segunda etapa, que iba a duplicar su capacidad de transporte, limita severamente la posibilidad de responder a picos de consumo. Esa obra, ya licitada por la gestión anterior, contemplaba una extensión de 600 km entre Salliqueló y San Jerónimo, pero fue descartada por la actual administración.
En su lugar, el gobierno de Javier Milei impulsa un proyecto privado encabezado por la empresa TGS, que planea instalar cinco plantas compresoras para sumar 14 millones de m³/día al sistema. Sin embargo, esta iniciativa, enmarcada en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), recién estaría lista para el invierno de 2027 y no cubrirá las necesidades de Santa Fe, Córdoba ni el norte del país.
En la ciudad de Mar del Plata, los cortes llegaron a los hogares. Según Camuzzi, la empresa distribuidora local, los problemas de presión en los ductos activaron el sistema automático de corte en miles de medidores, dejando sin gas a numerosos usuarios. La planta compresora de Las Armas, esencial para garantizar el servicio en la Costa Atlántica, está inconclusa. “Peitel, la contratista a cargo, abandonó la obra con un 75% de avance”, denunció el analista energético Horacio Mizrahi.
En paralelo, la reversión del Gasoducto Norte, una obra clave para llevar el gas de Vaca Muerta al norte argentino, tampoco avanza al ritmo esperado. Cuatro plantas compresoras (en Córdoba, Santiago del Estero y Salta) aún no han sido adaptadas para invertir el flujo, por problemas de pago e irregularidades en la ejecución por parte de la empresa Esuco.
También está frenada la construcción de las plantas de Río Senger y Gobernador Costa en Chubut, lo que impide nuevas conexiones domiciliarias en ciudades de la Patagonia como Bariloche. A pesar de que los equipos ya fueron trasladados, los trabajos siguen detenidos.
Para Nicolás Taiariol, experto en energía, el problema no es solo la ola polar, sino la falta de previsión: “Podrían haberse comprado más cargamentos de GNL o trasladado la demanda de las centrales térmicas al fuel oil o gasoil. Faltó planificación”.
Mientras tanto, la crisis sigue extendiéndose. El sistema energético, presionado al límite, revela que sin inversión ni planificación, la “libre competencia” no basta para sostener servicios esenciales. Y con el frío que no cede, las consecuencias recaen sobre hogares, trabajadores y sectores productivos enteros.