
Viamo despidió a más de 30 empleados y reduce su producción local en medio de la crisis del calzado
Afiliados Sábado 13 de Septiembre de 2025
La histórica empresa de calzado Viamo despidió a más de 30 trabajadores en su planta de la Ciudad de Buenos Aires y atraviesa un duro conflicto laboral. La compañía, que pidió un Procedimiento Preventivo de Crisis, no abonó las indemnizaciones correspondientes y avanza en un plan para desmantelar casi por completo su producción nacional.
En julio, la fábrica recortó su plantel de unos 80 operarios a menos de 40. Los despidos fueron instrumentados bajo la razón social Lannot S.A., invocando el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo por “falta de tareas”. Sin embargo, los empleados denuncian que no recibieron ni vacaciones, ni aguinaldo, ni premios, y que las indemnizaciones nunca se pagaron. “Solo depositaron algunos días trabajados. Lo demás, nada”, relató uno de los cesanteados.
La situación derivó en protestas frente a la planta y en el inicio de demandas judiciales para reclamar lo adeudado. El gremio del calzado ya había rechazado una propuesta de la empresa para abonar solo el 50% de las indemnizaciones.
Una industria al borde del colapso
El caso de Viamo refleja una crisis generalizada que golpea a todo el sector. Según Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, se trata de “la peor crisis de los últimos 40 años”.
Las cifras oficiales muestran el impacto de la apertura importadora: las compras externas pasaron de 21 millones de pares anuales a casi 35 millones, con una proyección de 42 millones para este año. La producción local, que hace una década superaba los 120 millones de pares, hoy opera con niveles mínimos. Se estima que entre 7.000 y 8.000 puestos de trabajo se perdieron en los últimos meses.
“Este es el peor año de la historia del sector. El consumo está derrumbado”, sentenció Sellaro.
De la expansión al retroceso
Fundada en 1988 por los hermanos Chiodini, Viamo llegó a tener más de 25 locales propios y una planta de producción con fuerte presencia en el mercado nacional. Pero la caída del poder adquisitivo y la competencia de calzado importado aceleraron su declive.
Actualmente, los planes de la compañía apuntan a sostener solo un depósito y tareas administrativas, dejando de lado casi por completo la fabricación en el país. “Los que seguimos adentro sabemos que la producción se termina”, confesó un empleado que aún conserva su puesto.
Con demandas laborales en marcha y un futuro incierto, la historia de Viamo se convierte en un emblema del retroceso industrial. Empresarios del sector advierten que, sin medidas de protección, los cierres de fábricas y nuevos despidos podrían multiplicarse en los próximos meses.
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