La histórica cooperativa láctea SanCor atraviesa uno de los momentos más críticos de su trayectoria. Con el 90% de sus plantas paralizadas y sin certezas sobre su futuro, los trabajadores denunciaron públicamente el incumplimiento total del pago de salarios y alertaron sobre el riesgo inminente de quiebra. En este contexto, reclaman ser parte activa del proceso de reactivación y exigen información transparente sobre los posibles inversores interesados en la compañía.

A través de un comunicado emitido por el cuerpo de delegados, los empleados de SanCor señalaron que la empresa no les ha abonado los haberes correspondientes tanto previos como posteriores a la apertura del concurso preventivo. “Nos adeudan por el trabajo ya hecho y tampoco nos pagan por el que seguimos haciendo. La situación es desesperante”, expresaron.

La crítica situación motivó la propuesta de un plan de lucha nacional que incluirá una movilización hacia el juzgado que lleva adelante el proceso concursal. El objetivo es exigir a la Justicia que intervenga para garantizar el cumplimiento de la resolución judicial que prevé el sostenimiento de la actividad y la protección de los trabajadores.

Los delegados también pusieron la lupa sobre las gestiones de reactivación. Si bien la empresa ha informado que existen propuestas por parte de inversores privados, los trabajadores aseguran que no han sido consultados ni recibieron detalles concretos al respecto. “Queremos saber quiénes son, qué ofrecen y si están dispuestos a mantener las fuentes de trabajo. No puede haber un acuerdo a espaldas de quienes sostenemos la producción”, advirtieron.

En el centro del reclamo se encuentra la figura del trabajador como acreedor alimentario. “Nuestros créditos no son financieros, son salarios. Somos el sustento de nuestras familias, no un número más en la lista de pasivos”, remarcaron.

SanCor Cooperativas Unidas Limitadas, una de las empresas lácteas más emblemáticas del país, viene arrastrando una profunda crisis económica y financiera desde hace años. Sin una solución concreta en el corto plazo, el temor a una disolución definitiva crece entre los más de mil trabajadores que todavía esperan una salida viable.