El presidente del Consejo Profesional de Agrimensura de la provincia de Buenos Aires (CPA), Reinaldo Beain, destacó el rol central de la agrimensura en el ordenamiento territorial, repasó los desafíos actuales de la profesión y presentó la campaña multiplataforma “Qué hermosura la grimensura”, destinada a atraer estudiantes a una carrera que considera “amplia, creativa, jurídica y profundamente necesaria para el desarrollo del país”.

En diálogo con medios radiales, Beain respondió desde el campo —literalmente arriba de una camioneta— mientras realizaba trabajos de determinación de un acueducto en cercanías de Bahía Blanca. “Son tiempos de obra”, aclaró, reflejando el carácter práctico y territorial que define a la profesión.

Una campaña para mostrar el valor de la agrimensura

Beain explicó que el CPA lanzó hace dos meses la campaña “Qué hermosura la grimensura”, con el objetivo de acercar la carrera a estudiantes que están eligiendo su futuro y de informar a las familias sobre la importancia del agrimensor en el desarrollo territorial.

“La agrimensura es una profesión con enorme salida laboral, sin letra chica. Hay campo real para trabajar”, afirmó. “Y además cada futuro profesional puede elegir en qué área especializarse según su personalidad: investigación y academia, trabajo en campo, tecnología, ordenamiento urbano, desarrollo rural, catastro, mensura y mucho más”.

Tecnología, legalidad y territorio: una profesión amplia y estratégica

El titular del CPA destacó que la actividad combina alta tecnología, como GPS, drones y escáneres 3D —utilizados incluso en producciones audiovisuales como El Eternauta—, con el componente jurídico, clave para administrar el catastro, definir límites y garantizar la seguridad dominial.

“La agrimensura legal es fundamental. Materializamos en el territorio el derecho de propiedad. Cada vez que alguien dice tener un derecho sobre una porción de tierra, necesita un agrimensor”, explicó.

También recordó que los agrimensores son esenciales en proyectos de urbanización, trazado de barrios privados, rutas, límites de ríos, costas y zonas de riesgo hídrico.
“Donde haya que determinar un límite territorial, ahí estamos nosotros”, sintetizó.

Historia, presente y responsabilidad social

Beain subrayó que el rol del agrimensor acompaña a la humanidad desde sus orígenes: desde los registros de catastro en el antiguo Egipto, pasando por el derecho romano, hasta las actas fundacionales de los pueblos bonaerenses, donde siempre figura la firma de un agrimensor.

Consultado sobre la problemática de las zonas inundables y la falta de planificación urbana, señaló que “la ausencia de ordenamiento territorial genera dolores de cabeza, altos costos sociales y problemas de seguridad jurídica”. Ejemplificó con situaciones de distintos municipios donde se desarrollan viviendas en terrenos de cota baja, lo que exige precisión técnica y planificación para evitar riesgos.

Una invitación a los jóvenes

Beain insistió en que la carrera ofrece un horizonte profesional amplio y sostenido.
“Estamos invitando a los chicos a sumarse. Van a elegir una profesión apasionante y van a ser felices”, aseguró.

Actualmente, la Agrimensura puede estudiarse en cinco universidades de la provincia de Buenos Aires —Universidad del Sur, UNICEN (Olavarría), UNLP, Morón y la UBA— además de la Facultad de Ingeniería del Ejército, donde se especializa en cartografía.