Nepotismo al palo: Amadeo Genta volvió a ganar en Sutecba y ungió a su hijo Emiliano como heredero del gremio de los municipales porteños
Actualidad Sábado 25 de Octubre de 2025
Amadeo Genta, de 86 años, volvió a imponerse en las elecciones del Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (Sutecba) y aseguró la continuidad familiar en la conducción: su hijo, Emiliano Genta, fue designado como su heredero político dentro del gremio. Con más de cuatro décadas al frente del sindicato, el histórico dirigente consolida así una sucesión que reaviva el debate sobre el nepotismo y la crisis de representación sindical.
La fórmula Genta-Genta, sin oposición interna, se impuso en unos comicios que la conducción presentó como “una muestra contundente de participación en las Elecciones de Renovación del Mandato de la Conducción”. Según los datos oficiales, votaron 18.009 de los 34.227 afiliados habilitados, lo que equivale a poco más del 52% del padrón. La Lista Azul y Blanca, encabezada por el actual secretario general y su hijo, no tuvo contrincantes.
La decisión de Amadeo Genta de promover a su propio hijo al frente del gremio había sido anticipada por InfoGremiales, y generó malestar en el entorno sindical y político porteño. Uno de los principales desplazados fue Alejandro Amor, histórico aliado y ex defensor del Pueblo de la Ciudad, a quien muchos veían como el sucesor natural del veterano dirigente.
Con 41 años ininterrumpidos en el poder sindical, Genta logró sostener su liderazgo mediante una estructura reglamentaria que impide el surgimiento de opositores y mantiene un férreo control interno. A lo largo de su extensa trayectoria, tejió vínculos fluidos con todos los gobiernos porteños, sin distinción partidaria. Desde los intendentes radicales hasta el macrismo, pasando por el ibarrismo y el kirchnerismo, Genta siempre supo ubicarse como un interlocutor confiable y moderado, más preocupado por la estabilidad institucional que por la confrontación gremial.
El caso de los municipales de la Ciudad se suma a una tendencia cada vez más visible dentro del movimiento obrero argentino: dirigentes históricos que buscan heredar el poder a sus familiares directos, perpetuando estructuras de conducción cerradas y alejadas de las bases trabajadoras. En este contexto, la “fórmula Genta-Genta” se convierte en símbolo de una época donde el recambio generacional en los sindicatos parece quedar en manos de las mismas familias que los dominaron durante décadas.













