
La promesa de reconversión productiva, otra vez en crisis: la industria pierde, las importaciones ganan
Política gremial Lunes 30 de Junio de 2025
El gobierno de Javier Milei insiste en una fórmula ya conocida —y fracasada—: abrir la economía, reducir la protección industrial y confiar en que el mercado reasigne recursos de manera “eficiente”. Bajo ese paradigma, se insiste en que sectores productivos deben “reconvertirse”, aunque lo que eso significa, en la práctica, es abandonar la producción nacional y volcarse a la importación.
El caso de la empresa Hidromet, que decidió dejar de fabricar y comenzar a importar griferías, ilustra este cambio de orientación. En contraste, una pyme de San Martín que continúa apostando por la producción local de amortiguadores hoy enfrenta una competencia desigual: cinco firmas importan el mismo producto desde China a precios imposibles de igualar sin perder.
La historia ya se escribió antes. Las etapas de reconversión no planificada, desde la dictadura hasta el macrismo, dejaron un saldo repetido: destrucción de empleo, caída de la producción y mayor dependencia externa. Durante el proceso militar, la industria cayó un 20%; bajo el menemismo, se perdieron 30% de los empleos industriales; y con Mauricio Macri, la producción se retrajo un 14% en apenas cuatro años.
Ahora, bajo la administración Milei, los números vuelven a alertar. Según el INDEC, entre abril de 2023 y abril de 2025 la actividad industrial cayó casi un 10%, y se perdieron más de 30.000 empleos en el sector. La Confederación de Sindicatos Industriales (CSIRA), en un relevamiento reciente, reveló que:
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Más del 50% de los gremios reportan caídas en ventas y producción.
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Solo el 7,4% logró acuerdos salariales que superaran la inflación.
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Casi el 15% directamente no tiene paritarias activas.
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El 70% espera que la situación empeore en el próximo trimestre.
A esta crisis estructural se suma la eliminación de medidas antidumping, como la que protegía a la industria de termos. La decisión de levantarla afectó directamente a la histórica marca nacional Lumilagro. El gobierno justificó la medida argumentando que “abarataría precios para los consumidores”, pero los productos importados —como los termos Stanley— no bajaron su valor: siguen rondando los $97.000 en plataformas de comercio online.
Según los informes técnicos, los productos importados estaban entrando al país con márgenes de dumping de hasta el 85%, es decir, con precios artificialmente bajos para desplazar a los fabricantes locales. Lejos de equilibrar el mercado, la decisión oficial termina premiando esa práctica desleal.
El retroceso industrial ocurre mientras sectores como la minería, la intermediación financiera y el agro muestran crecimiento. Es el modelo que el presidente y su equipo celebran: más exportaciones primarias, más servicios financieros y menos producción con valor agregado. La “V” de la recuperación económica que menciona Milei convive con una “L” en empleo industrial y consumo.
En resumen, la “reconversión” vuelve a significar lo de siempre: abandonar la industria nacional y resignarse a importar lo que antes se producía. Con una economía cada vez más fragmentada, la pregunta se impone: ¿reconvertirse en qué país?